domingo, 23 de mayo de 2010

LA FRATERNIDAD DE LOS MEDIOCRES

Nuestro Señor, el Creador,
al repartir el talento
se olvidó de los mediocres.
En verdad, mucho lo siento.

Yo lamento lo ocurrido
y lo digo francamente.
Pues del talento se venga
toda la mediocre gente.

Y a los pobres talentosos,
a través de su existencia,
la mediocridad unida,
ataca con insistencia.

Los mediocres se reúnen
en una fraternidad.
¿Requisito para entrar?
Ser una gran nulidad.

No existe para el mediocre,
nada mejor que otro igual.
Consideran al talento,
un enemigo mortal.

Y se agrupan en su contra
oponiendo cantidad
-hay numerosos mediocres-
al talento y calidad.

El talento a los mediocres
les amarga la existencia.
Aunque no se lo proponga,
por simple acción de presencia.

La presencia del talento
para el mediocre es temible.
La diaria comparación
le hace la vida imposible.

El mediocre solitario
es un ser nulo, impotente.
Nunca ataca al talentoso,
con altura, dignamente.

Lo hace en forma solapada
y busca complicidad.
La encuentra en otros, culpables
de triste mediocridad.

Y con la fuerza del número
atacan al talentoso.
La destrucción del talento
produce al mediocre, gozo.

La mediocridad pulula
en clubes, en monasterios,
en institutos diversos,
oficinas, ministerios.

La mediocridad extendida
es azote universal.
No veo cómo el talento
pueda curar este mal.

ALDO VENTURA
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