jueves, 25 de agosto de 2011

H I P O C R E S I A

"Hipócrita" es un vocablo que pretende denigrar
a un ser que en realidad, se tendría que apreciar.

En un librito de texto -creo que era Teología-
leí que es un gran defecto la llamada "hipocresía".

Ser hipócrita -decía- es ser falso y beatón,
muy farsante y fingidor, rey de la simulación.

Todo esto -dicho así- produce sin duda efecto.
Y parece condenable el mencionado defecto.

Pero yo aquí me atrevo a contrariar lo aceptado.
Para mí la hipocresía en absoluto es pecado.

Por suerte hoy está de moda -lo pregonan gobernantes-
el defender los derechos poco mencionados antes.

Son los derechos humanos que aún en la actualidad
padecen conculcación con total impunidad.

La hipocresía es un derecho de la salud individual.
Que permite al que lo ejerce su convivencia social.

Para el que sufre y aguanta, para el hombre insatisfecho,
para todo disidente la hipocresía es un derecho.

En la vida cotidiana siempre se puede observar
que se crean situaciones que hay que sobrellevar.

Si existe entre los hombres relación de dependencia,
agradar a los de arriba permite supervivencia.

Y el obrero o empleado víctima de alguna afrenta,
pensando en sus familiares no lo anota en su cuenta.

Esto se repite a diario en el mundo conocido.
Al capataz o gerente se respeta por temido.

En política observamos la mayor genuflexión.
Por mantenerse en el puesto se cae en triste abyección.

En la Iglesia el que piensa -piense bien o piense mal-
debe adaptarse a los dichos del obispo o cardenal.

Y en las fuerzas armadas -esto ya no causa asombro-
tiene razón el que ostenta más rayitas en el hombro.

En el científico mundo cualquiera que es asistente,
debe callar su teoría si el jefe con él disiente.

Esto no es la Edad Media. Se habla hoy de religión
sin temor a ser quemado por la Santa Inquisición.

Muchos se cuidan igual. No por temor a la hoguera.
No quieren perjudicarse de una u otra manera.

Por los riesgos apuntados esta masa humana inmensa,
debe a diario y con todos disimular lo que piensa.

También hay riesgo social. No hay que decir qué se siente
para poder convivir con conocido o pariente.

Si a cada uno que vemos le decimos la verdad,
muy pronto nos quedaremos en absoluta orfandad.

Menos mal que en nuestro auxilio acude la hipocresía.
Evitando que caigamos en sincera grosería.

Yo lo sé por experiencia. Cada vez que he señalado
algún aspecto objetable, de mí muy mal han hablado.

Mas quiero sobrevivir en la humana sociedad.
Y alabando el lado bueno no alcanzar la saciedad.

Sin duda me cuesta mucho. Mas llegué a una conclusión:
Pienso que la hipocresía debe ponerse en acción.

Si poder sobrevivir es un gran derecho humano,
si todos fingen, simulan, yo no iré a contramano.

A veces, por cortesía, yo miento y lo lamento.
Nos complace el halago como a la zorra del cuento.

A todos nos causa agrado la lisonja, la alabanza.
Aunque sepamos que allí la mentira entra en danza.

Si quieren que no les mienta sobre una u otra cuestión,
si molestan mis verdades, no pregunten mi opinión.

ALDO B VENTURA

Nota del autor: El texto precedente fue escrito hace
mucho tiempo. Y no pude convertirme en hipócrita. a.b.v.





jueves, 18 de agosto de 2011

"PODEROSO CABALLERO..."

"Poderoso caballero es Don Dinero..."

Don Francisco de Quevedo y Villegas por más nombre,
fue díscolo cortesano además de gentilhombre.

Su satírica letrilla sobre el valor del dinero
se considera hasta hoy como juicio muy certero.

Sus versos se sintetizan en un refrán conocido:
"Por la plata baila el mono" reza el dicho aludido.

Para no pecar de injusto escribiendo estos versitos,
el mono no baila solo. También la mona y monitos.

Esto además de refrán tiene un sentido profundo.
Aunque no nos satisfaga el dinero mueve el mundo.

El autor de la letrilla, Quevedo, fue muy valiente.
Y se animó a criticar a la poderosa gente.

No olvidemos, nació noble. Con admirable entereza
pese al riesgo que corría, criticó a la nobleza.

Hace ya unos cuantos años se escuchaba una canción
que ubicaba al dinero por órden de prelación.

"Salud, dinero y amor" en este órden decreciente,
era lo que merecía la apetencia de la gente.

La situación no ha cambiado. Observamos con qué esmero
más de uno antepone a la salud, el dinero.

Un esfuerzo exagerado -por supuesto no es virtud-
para lograr más dinero a costa de la salud.

El dinero es necesario. Dentro de lo relativo.
Es triste que para algunos de su vida sea el motivo.

Aquel ser capacitado para el arte o la ciencia,
necesita del dinero para cubrir su existencia.

Pero no descuide nunca su llamado interior.
No venda con gran torpeza su vida al mejor postor.

Pues al final de la vida se recuerda con placer
y plena satisfacción, lo que quisimos hacer.

ALDO B VENTURA

viernes, 12 de agosto de 2011

SOBERBIA... ¿VIRTUD O DEFECTO?

El adjetivo "soberbia" tiene dos significados.
Según sea el adjetivado difieren los resultados.

Si un edificio es soberbio, de arquitectura imponente,
es en esta circunstancia un elogio evidente.

Si de mujeres se trata, una soberbia mujer
es la que todo varón apetece poseer.

Un magnífico corcel que nos llama la atención,
es un soberbio animal muy digno de admiración.

Pasemos al ser humano. El vocablo tan amable
se convierte de inmediato en palabra censurable.

Para la iglesia de Roma la doctrina religiosa
nos dice que la "soberbia" es palabra harto odiosa.

Pues según esa doctrina es pecado capital.
Y a los que pecan, soberbios, se los considera mal.

Desde otro punto de vista que no es el religioso,
a ese pecador también se lo considera odioso.

¿Qué es un hombre soberbio? O una mujer, por supuesto.
No sólo el envanecido por considerarse apuesto.

El ser soberbio padece de un deseo vehemente.
Ser de todos preferido por el común de la gente.

Sus supuestas cualidades enaltece por demás.
En despreciar a los otros a ninguno deja atrás.

Arrogante en grado sumo y sin que exista motivo
o la causa sea invisible, siempre se muestra altivo.

Suele hablar con voz pausada, con estilo rebuscado.
No es pecado hablar así salvo que sea estudiado.

El soberbio ostenta siempre su defectuoso bagaje.
Se delata pues no oculta hinchazón en su lenguaje.

Hay cultores destacados en el arte y en la ciencia
que padecen de soberbia. Hay que tenerles paciencia.

En los casos mencionados se justifica el defecto.
Porque hay algún valor la soberbia es el efecto.

Para el soberbio común la soberbia no es pecado.
Se transforma en virtud pues la lleva con agrado.

A la gente de su entorno el pecado le molesta.
Sobretodo en el caso en que la soberbia apesta.

Pero para el soberbioso es una gran bendición.
Pues la soberbia estimula en el pecador la acción.

Él se siente envidiado. Porque se cree superior.
Y vive feliz su vida creyéndose el mejor.

Al que padece este vicio la soberbia no le pesa.
Le impide tomar conciencia su delirio de grandeza.

Perdonemos al soberbio. No es menester castigarlo.
Para que no nos moleste bastará con ignorarlo.

Esto lo hará más feliz. Pues creerá que esa actitud
es producto de la envidia que provoca su virtud.

ALDO B VENTURA


jueves, 4 de agosto de 2011

M A C H I S M O

En mi libro de dicciones no se consigna "machismo".
Pero figura lo opuesto, me refiero al feminismo.

El feminismo es doctrina que sostiene en lo social
que corresponden derechos a hombre y mujer por igual.

Contrariamente el machismo disminuye a la mujer.
Y lo evidencia a menudo con su habitual proceder.

Hoy se asiste a una campaña televisiva y radial
con objetivo aparente: Que la mujer quede mal.

Y lo que agrava el asunto de la campaña encubierta
es que también se difunde por televisión abierta.

La televisión abierta -aclararlo es pertinente-
es la que recibe a diario la mayoría de la gente.

Se advierte en cada aviso común denominador.
Es la hembra derrotada por el macho "superior".

Creadores publicitarios coinciden en un sentido.
Cosifican a la hembra cual animal mal parido.

Y muestran a las mujeres con evidente desprecio.
Cada aviso que se emite es muestra de poco aprecio.

Recordemos, misoginia es el odio a las mujeres.
En forma subliminal todos estos menesteres

en el público originan una adversa opinión
que menoscaba a la hembra sin que exista una razón.

En el siglo en que vivimos -no es siglo medieval-
entre el hombre y la mujer hay igualdad intelectual.

Es hora de reformar la leyenda del ayer.
Que de una simple costilla se originó la mujer.

No me extraña que el que debe no intervenga en este tema.
Como ocurre en otros casos teme crearse un problema.

Si el funcionario interviene sin duda dará ocasión
a que alguno lo denuncie por censurar la opinión.

Otros casos de censura se practican con esmero.
Censurar lo que aquí expongo no sería el primero.

Menoscabar a mujeres sin valedera razón
es algo inadmisible. No es cuestión de opinión.

Que un grupo de mujeres exhiban sus siliconas
a al altura pectoral y también en otras zonas,

que nuestra televisión las exhiba con descaro,
que digan estupideces, no resulta nada raro.

Pero eso no autoriza a cultores del machismo
a insinuar que con mujeres ocurre siempre lo mismo.

Yo soy un hombre común con orientación sexual
-por las dudas les aclaro- completamente normal.

Si defiendo a las mujeres es porque estoy convencido
que en medios de difusión falta el respeto debido.

ALDO B VENTURA