viernes, 22 de julio de 2011

C A L U M N I A R

"Miente, miente...que algo queda" Un francés sobresaliente
sintetizó así el defecto que padece alguna gente.

El que calumnia atribuye con malicia a otro ser
alguna acción o palabra que es indigno proceder.

Normalmente el que calumnia padece de cobardía.
Nunca se atreve a acusar a la plena luz del día.

Las palabras "Yo afirmo" sus labios no las pronuncian.
Comienza con un "Se dice" cuando defectos denuncian.

Es mágico ese "Se dice". Pues despierta la atención
del oyente complacido que se entera con fruición.

El daño que se produce no es daño cuantificable.
Se convierte en muchos casos en lesión irreparable.

Acude a mi memoria un operístico trozo.
Comenta que la calumnia termina en un gran destrozo.

Comienza cual viento suave muy fácil de soportar.
Termina como huracán que todo puede arrasar.

Agua que cayó en la arena no es fácil de recoger.
Una calumnia extendida ¿quién la puede hacer volver?

Por envidia, algún rencor, simplemente por venganza,
aún faltando el motivo la calumnia entra en danza.

Es un virus que penetra provocando una lesión.
Y destruye en ocasiones la mejor reputación.

Es muy útil lo que sigue: El tratar de ser prudente
con la palabra insinuada si se habla de la gente.

No hagamos correr la bola si no existe fundamento.
Al acusado evitemos que pase un mal momento.

ALDO B VENTURA

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