miércoles, 21 de diciembre de 2011

LETRAS DE TANGO

1. Muchos autores de tango han tratado a la mujer
en forma talvez injusta. Yo la quiero defender.
2. De percantas y traidoras está lleno el repertorio.
Por lo visto en Buenos Aires no existía Juan tenorio.
3. Y en cada letra tanguera era la mujer culpable
de dejar plantado al hombre de manera poco amable.
4. Es permanante la queja del varón abandonado.
Habría que averiguar porqué lo han amurado.
5. El fuelle o la guitarra consolaban al herido
que se quejaba cantando por el ultraje sufrido.
6. Tuvieron siempre ocasión de hablar mal de sus mujeres.
Pero no hay letra que cuente que olvidaron sus deberes.
7. Son historias parecidas, se asemejan entre sí.
La campana femenina quiero que escuchen aquí.
8. El asunto comenzaba al enganchar a la mina.
Un pantalón a rayitas, un saco de gabardina,
9. Un funyi color gris perla, los zapatos con taquito,
un lengue de seda blanca y en el cinto un cuchillito.
10. ¿Quién se iba a resistir con esa pinta? ¡Mi Dios!
¡A la casa y a los padres les dedicaba un adiós!
11. Fuertemente enamorada iba detrás del varón.
Y le parecía un lujo la pieza de la pensión.
12. La guitarra en el ropero, dos sillas, una mesita,
un brasero, mosquitero y debajo, la camita.
13. Ese era el nido de amor que a las hembras les bastaba.
Si ese hombre la quería ¡Todo lo demás sobraba!
14. Pero solía ocurrir que a los quince o veinte días
las amables relaciones se ponían algo frías...
15. En la cara del varón la baja temperatura
provocaba variación: ¡Se le ponía algo dura!
16. Con todo caradurismo se iba a juntar con su barra.
-Si tenés hambre, mujer ¡Bajá uva de la parra!
17. Desaparecía el hombre y la pobre enamorada
le pedía a una vecina algo de yerba cebada.
18. Era la primera etapa. Al compás de cualquier tango
poco después le insinuaba ¡Que ella consiguiese el mango!
19. Era lógico y normal que la mujer ofendida
como revancha buscase algo mejor en su vida.
20. ¡En buena ley lo plantaba! Una promesa incumplida,
un varón que no lo era, una novela concluída.
21. Y se mandaba mudar la ultrajada mujer.
Ante la actitud del hombre ¿Qué otra cosa podía hacer?
22. Al fallar fiero su amor negándole la comida,
era normal que buscase otro nido o guarida.
23. En lugar de silenciar el varón abandonado
la raíz de aquel problema que por él fue originado,
24. Lanzaba al viento su queja ofendiendo a su ex-mujer.
Pero no se daba cuenta que con ese proceder,
25. A la mujer difamaba. Pero con grande torpeza
pues esa clase de injuria ¡Coronaba su cabeza!

ALDO B VENTURA

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